Aventuras en la Ciudad Blanca

Enfundados en nuestros negros atuendos y armados de nuestras voces e instrumentos, esta Tuna galante, andariega y legendaria, partió el miércoles 07 de agosto a la hermosa y blanca ciudad de Arequipa.

Después de un divertido y agotador viaje, arribamos a nuestro destino el jueves al mediodía, siendo recibidos por la cálida comitiva organizadora del XXIII Certamen de Tunas de la Ciudad de Arequipa, quienes nos proveyeron de los mejores manjares para reponer energías y estar aptos para los retos que nos tenían preparados…

Esa primera noche, ofrecimos por primera vez al público arequipeño los temas que habíamos preparado para tal velada romántica, organizada en el Teatro Municipal de la Ciudad Blanca, en el que gozamos de la alegría de los aplausos arequipeños, para después conocer la bella Plaza de Armas y compartir con nuestros hermanos Tunos algunas bebidas espirituosas, aquellas que tanto bien hacen a nuestras nobles gargantas en este tipo de aventuras.

La mañana siguiente llegó con un radiante sol que nos auguraba una jornada bastante dura… mas como siempre, estos valientes caballeros vestimos nuevamente nuestros pardos harapos y nos dirigimos a la misa preparada para el evento. Ahí, Dios (que es Tuno y de San Marcos) bendijo nuestro viaje y hasta le concedió a un hermano de esta humilde cofradía el placer de acompañar a la reina de Arequipa en el Pasacalles preparado para la ocasión.

Caminamos sin descanso pero felices, con la bandera sanmarquina en alto bailando al son de los instrumentos, encabezando ese pequeño peregrinaje hasta la Plaza de Armas de nuestra ciudad anfitriona, lugar en el que nos recibió nada más y nada menos que el burgomaestre Dr. Alfredo Zegarra Tejada.

Luego de una corta ceremonia, de intercambiar saludos, galardones, condecoraciones y regalos, recibimos las palabras que estábamos esperando desde nuestra llegada. El alcalde alzó la voz y proclamó: “Tunos, Arequipa es suya… tómenla”. Pueden estar seguros de que tomamos muy en serio dichas palabras.

Por la noche lucimos nuestros temas más festivos en el Mirador de Yanahuara, lugar que nos enamoró y nos mostró la belleza de la mujer arequipeña a través de las innumerables jovenzuelas que bailaron al compás de nuestras melodías. Luego de nuestra presentación, sintiendo que se acercaba el fin de nuestra travesía, con Anís y Pisco en mano, celebramos la alegría de la Tuna y a las 5:30 de la mañana vimos el amanecer arequipeño desde una casita en Cayma, con un gran plato de adobo y pan de tres puntas sobre la mesa…

El sábado disfrutamos de la ciudad durante el día, visitamos los miradores y nos endulzamos con el infaltable queso helado que nos ofrecía cada esquina de la ciudad, pero lo mejor estaba en la noche y nos preparamos para ello.

A las 7 de la noche ya estábamos ubicados en el tradicional barrio de San Lázaro, avanzando por el pasaje Violín hasta la Plaza Central y cantando a todas aquellas personas que nos recibían con sonrisas desde sus puertas… Al llegar vimos el imponente escenario que se alzaba en medio de la plaza y el gran número de personas que habían ido a disfrutar de las melodías de vuestros servidores. Entusiasmados, no aguantamos las ganas y tocamos algunas canciones al pie del escenario. Luego de ello, el show empezó y esperamos nuestro turno en compañía de nuestros hermanos y de las hermosas arequipeñas que rodeaban el lugar.

Una vez más subimos al escenario, pero esta vez sería la última en nuestra aventura, así que tocamos los temas que más habían gustado al público. Así, entre tabaco, chanel, sonrisas y flores, hicimos bailar a incontables parejas y dejamos preso el corazón ante tanto cariño.

Felices con nuestro desempeño y con la buena reacción de nuestra querida ciudad anfitriona, tuvimos que subir nuevamente al escenario, esta vez para recibir el premio a la Segunda Mejor Tuna del Certamen, premio que fue acompañado de las infaltables palmas del público arequipeño que, por supuesto, hicieron más que especial aquel reconocimiento.

Se terminaba la aventura y decidimos gozar cada hora que nos quedaba en la hermosa Ciudad Blanca, lo que fue posible gracias a todos los tunos arequipeños que nos guiaron por sus dominios, por lo que pudimos disfrutar a lo grande de la fiesta, el cariño, la comida, la tradición, la historia y la cultura arequipeña…

En este punto tuvimos que despedirnos, era tiempo de volver a nuestra Lima querida, mas prometimos volver y como buenos caballeros de palabra, volveremos… Por esta ocasión solo queda decir: ¡Aupa Arequipa, Aupa la Tuna!

Tuno Abelardo.

1 comentario en “Aventuras en la Ciudad Blanca”

  1. hola chicos espero que esten muy bien… saludos a todos…
    solo quiero decirles que fue la mas hermosa y grata experiencia q tuve con uds los extraño un monton, quisiera q esten aqui de nuevo verlos y compartir mas tiempo ya que cuando estuvieron para las fiestas no pude hablarles mucho y disfrutarlos…
    sin mas que decir porque no me quiero entristecer mas les mando muchos besos y abrazos nunca me olviden porque yo no lo hare…HASTA PRONTO

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